Aprovechando la reciente visita a Burjassot de Antonio Salvador Jiménez, presidente del Consejo Independiente de Protección a la Infancia (CIPI), hemos querido conversar con él. La visita de Jiménez a Burjassot se enmarca en la campaña de difusión del último proyecto de CIPI, “Ciudades promotoras de buen trato y participación de la infancia” en el que SOMLLAR colabora. Recientemente CIPI organizó en Marruecos el II Congreso Mundial sobre la Infancia y Adolescencia en el que se conmemoraba el 30 aniversario de la Convención de los derechos de la infancia. En dicho congreso desde SOMLLAR tuvimos la ocasión de exponer dos de nuestros proyecto: El Consejo de Participación Infantil y el Programa ECO ECO. La entrevista corre a cargo de nuestro compañero José Valls.
¿Qué proyecto venís a presentar en Burjassot?
El proyecto que presentamos en Burjassot son las “Ciudades promotoras de buen trato y participación de la infancia”. Quiero aclarar en primer lugar que no es un proyecto que tenga una metodología completamente definida, pero sí unas pautas de orientación y pretende ser en todas aquellas ciudades que quieran promocionar el buen trato a la infancia lo hagan del mismo modo, pero de forma contextualizada. Consideramos que los proyectos tienen que ser de los municipios, de las ciudades, de la comunidad social, en definitiva, de las personas y, en este caso promovido, promocionado por los niños. Que Cada comunidad tenga el proyecto que desee y pueda tener y responda a su filosofía, a su idiosincrasia y a los recursos disponibles.
La finalidad de CIPI en estas acciones de incidencia social y política es animar, asesorar, orientar, difundir y promocionar el buen trato a través de la participación infantil, es decir, que los niños puedan diseñar acciones que promocionen el buen trato a través del ejercicio de la participación de la infancia y nos situamos en los tres últimos escalones de los que habla Roger Hart. Si inicialmente el proyecto es iniciado por los adultos pero lo continúan haciendo los niños pretendemos que más adelante, en cuestión de un año, los niños entre ellos pueden trabajar ellos mismos las acciones de promoción de buen trato para que, en cuestión de otro año aproximado, es decir, aproximadamente en dos años, sean los adultos los que se integren/incluyan en las acciones diseñadas por los niños y, al fin y al cabo, el proyecto responda a un proceso de participación comunitaria. Es inevitable hablar de participación infantil si no está incluido en un proceso amplio de participación comunitaria.
¿Por qué habéis elegido la ciudad de Burjassot?
Burjassot es idónea para este proyecto porque a lo largo de los tres últimos años, hemos estado trabajando con su comunidad social, con los dos equipos de gobierno y con su alcalde, Rafa García, y por la gran labor de su voluntariado, muy implicado en el proyecto. Durante estos tres años, en dos de ellos, Burjassot ha sido una de las sedes de la Gira Internacional por la Infancia. En 2018, además, como ganadora de la edición anterior, de ciudad más comprometida con el proyecto, la gira arrancó desde allí. El alcalde ha sido reconocido como promotor de buen trato, participando en el congreso Mundial en Marruecos, donde ha recibido este reconocimiento. Hemos percibido que Burjassot, por todo este compromiso y por el gran liderazgo es la ciudad ideal para representarlo. Este proyecto debe ser patrimonio de la comunidad social, por muchos promotores que tenga a nivel de organizaciones sociales o políticos y para que perdure en el tiempo y, sobre todo, sea un instrumento a través del cual los niños puedan canalizar el proceso de participación infantil, debe estar en manos de la ciudadanía y debe ser de manera voluntaria. No se puede promocionar el buen trato sólo cuando se paga o es subvencionado, es decir, el buen trato ni se compra ni se vende.
¿En qué medida pueden participar entidades sociales cómo la nuestra en el proyecto?
Es un proyecto, cuya metodología parte de la inclusividad comunitaria de aprendizaje cooperativo. El proyecto inclusivo es lo opuesto a la exclusión, es un proyecto comunitario, por tanto, toda la comunidad social debe tener cabida.
Las organizaciones sociales deben estar incluidas, además, en la medida en la que están aportando su conocimiento, sus recursos, y no necesariamente los económicos sino los humanos, en beneficio de toda la comunidad social y en su centro, los niños. No sólo va a dirigido a ellos, este es el gran error de los proyectos para la infancia, está bien que se haga para ellos pero también para toda la comunidad social, ahí es donde ganamos los máximos aliados cuando realmente la comunidad social ve que aunque este proyecto tiene centrado el foco en las niños y niñas, y aunque sean ellos los promotores, artífices del diseño de las acciones de participación infantil, todas ellas van dirigidas a todas las personas de los diferentes sectores comunitarios, por tanto, todos somos beneficiados cuando se promociona el buen trato.
-¿Qué conclusiones habéis sacado del reciente Congreso Mundial de Infancia dónde se celebraba el 30 aniversario de la Convención de los derechos del niño?
EL Congreso ha concluido en Marruecos y han participado 6 países más, en Chile no se pudo realizar por cuestiones que todos sabemos, tuvimos que suspenderlo, no nosotros, sino la universidad, era inviable entrar en el país. Han sido casi 100 horas de trabajo.
Es importante hablar de conclusiones sociales, con la marca CIPI, cuya finalidad es promover acciones de incidencia sociopolítica. No nos dedicamos a implementar proyectos, ni siquiera el de Burjassot, implementamos la metodología de incidencia política. CIPI no va a colocar su sello, nos gusta destacar esto, este tipo de encuentros se llevan a la práctica para promover, para incentivar a los gobernantes, a los responsables institucionales que tienen el encargo, el compromiso y la responsabilidad social y ciudadana de invertir más, pero sobre todo mejor. No sólo el dinero, sino las formas, la eficiencia en políticas públicas, en nuestro caso de infancia. No solamente quiero destacar lo que hemos trabajado en el congreso, nos gustaría que se viese el trabajo a largo plazo de la institución, de hecho, el proyecto que presentamos en Burjassot es la consecuencia de todo el proceso durante años. Es necesario generar espacios de compartir, de reflexionar, de confrontar ideas para motivar y no sólo en Burjassot, hay otros municipios de Latinoamérica, tenemos otros municipios en España, pero esta ciudad es la más adecuada por lo que ha demostrado. La idea es que sea un impulso, por eso la importancia del encuentro internacional que se celebrará en noviembre (20, 21 y 22) sobre ciudades promotoras de buen trato y participación infantil. Cualquier municipio, ciudad, que implemente, desarrolle y promocione acciones de la participación tienen cabida en este encuentro que nos servirá para aprender, para dar a conocer lo que se está haciendo y se hará en Burjassot de aquí a noviembre. Estos procesos requieren combinar los conocimientos teóricos de conferenciantes reconocidos y conocimientos prácticos de estos proyectos, no sólo contados por adultos sino también por niños.
Que los políticos escuchen a los niños es es lo que estamos trabajando y lo estamos consiguiendo.. En Colima, México, por ejemplo, niños que ya eran difusores de derechos, ya hacían este trabajo y demostraron un nivel de difusión, de coordinación, de participación de aprendizaje cooperativo y dialógico con los adultos. Al fin y al cabo, es una misma sociedad, el espacio es compartido por todos y nos interesamos por temas similares, a pesar de la diferencia de comprensión o de lenguaje. Ahí es donde hemos tenido los mayores aprendizajes de este proyecto.
-Después de conocer algunos proyectos en los que trabaja Somllar, ¿consideras importante empoderar a los niños, niñas y adolescentes, desde una participación real en el ámbito de la protección?
Si, ha sido un descubrimiento ver el empoderamiento de niños y niñas a través de la participación en el ámbito de la protección, muchas veces uno no es capaz de ver, de llegar a todo y gracias al trabajo colaborativo hay personas que te iluminan. Es curioso que hace 30 años la Convención de Derechos del Niño (CDN) hizo un cambio de paradigma al considerar al niño, no sólo objeto de protección, sino sujeto de derechos y, por tanto, sujeto de participación. Creo que es uno de los grandes errores y por los que suele haber problemas en los centros de protección y en los hogares con cualquier perfil de niño. Cuando los niños no se sienten identificados en el espacio en el cual conviven, no solo físico, también democrático, sienten que todo procede del mundo adulto, supeditado a lo que estos proponen. Tienen un sentimiento de inutilidad, no tienen nada que aportar, es el adulto siempre el que nos enseña, y por tanto, no se muestran colaboradores, de ahí los conflictos que se originan debido a la no pertenencia al grupo/espacio/proyecto, también tienen el derecho a opinar.
Hemos tenido en cuenta la participación de centros de protección y hemos incluido en el esquema del proyecto comunitario de aprendizaje cooperativo en el centro a los niños, hasta la fecha estaban los profesionales de los centros de acogida interpretando que eran ellos los interlocutores de todo el entramado, de las propuestas que se hacían a nivel comunitario. Ahora tenemos en cuenta a los niños como sujetos activos de participación, como protagonistas. Qué mejor que estén ellos en el centro de las acciones.