El pasado 24 de abril se realizó, en el marco del programa ECO ECO, el taller “Cómo realizar un Hotel de insectos”. El taller fue impartido por las voluntarias María Eugenia Espinar y Carolina Esteve de Jesus, ambas educadoras medioambientales y que ya han estado con nosotros anteriormente realizando el Taller de la Compostera.

 

Este nuevo taller se realizó en el espacio común del huerto social. Desde la formación se abordaron contenidos como los beneficios que nos aportaría tener un hotel de insectos en los diversos ecosistemas como el huerto, nuestra parcela de reforestación, el balcón de nuestro hogar, patio, etc.

¿Pero qué es un Hotel de insectos?

 

A través de juegos, dinámicas, dibujos y la construcción de nuestros propios hoteles hemos aprendido que lo que estamos construyendo es una casa para que los diferentes insectos puedan anidar en ella. Especies particularmente vulnerables – como las abejas silvestres- pueden instalarse allí con el fin de desarrollarse y reproducirse en un espacio tranquilo y protegido.

A través de la instalación de casas-insecto, algunas especies pueden ser apoyadas en su existencia y su lucha por la supervivencia. La casa de los insectos en sí tiene los objetivos de fomentar la biodiversidad dentro del huerto y mejorar la actividad de los insectos beneficiosos (por ejemplo, la polinización de las plantas, comiéndose los piojos de las plantas, etc.). Así se mejora la calidad general y la salud del huerto. Paralelamente, la necesidad de utilizar pesticidas puede reducirse.

A través de juegos sencillos nos han mostrado los diferentes insectos que pueden anidar en nuestros hoteles, en qué parte les gustaría más vivir (en los palos, piedras o maderas) y qué beneficios nos aportarían, como por ejemplo la eliminación de plagas. Recordemos que muchos insectos son polinizadores y se alimentan de parásitos, por lo tanto, son muy importantes para el ecosistema.

 

Sin embargo, nos encontramos en un momento en que la agricultura y la silvicultura moderna han destruido muchos hábitats. Ramas de árboles muertos, pilas de madera muerta y setos que sirvieron como lugares de anidación fueron eliminados y los insectos han ido desapareciendo víctimas de los herbicidas y pesticidas. Así que a través de la construcción de casas-insecto no sólo ayudamos a nuestro huerto, también ayudamos a la repoblación de los insectos y a la reconstrucción de una biodiversidad necesaria para nuestro ecosistema.

 

A la formación han asistido tanto menores como equipos educativos de la asociación (también se acercó algún que otro huertano jubilado a conocer lo que estábamos haciendo) convirtiéndose de nuevo en una experiencia nutritiva a muchos niveles. Por su parte, las voluntarias no sólo nos regalaron su tiempo y sabiduría, sino que ofrecieron un obsequio a cada menor y nos volvieron a reiterar su voluntad de seguir colaborando con el programa ECO ECO de la asociación. Así que tendremos que ir pensando ya en el próximo talle…¿Tal vez podríamos construir un espantapájaros?

 

¡Gracias de nuevo Maria Eugenia y Carolina!.